La enseñanza musical forma parte de la formación integral del niño. Así lo veían el Reino Unido y la antigua Unión Soviética después de la II Guerra Mundial, que introdujeron la música en sus planes de estudio. Dentro de los instrumentos musicales para enseñar a los niños, el piano es uno de los más completos. Permite tocar al mismo tiempo la melodía y el acompañamiento. Su aprendizaje desarrolla la psicomotricidad fina de las manos, así como amplía la capacidad mental de nuestros hijos y ejercita la concentración y la memoria.
Enseñar a tocar el piano fue, durante mucho tiempo, una práctica habitual en las familias burguesas acomodadas. Estas familias pudientes disponían de un piano de cola en el salón y contrataban institutrices para formar a sus hijos en el dominio del instrumento. Sabían que aquel ejercicio desarrollaría las capacidades mentales del infante, a la par de que era un estupendo recurso para fomentar las relaciones sociales.
En los años 80, con la popularización de los teclados, el piano se democratizó. Es cierto que ya no se trataba de un piano de madera, era un instrumento electrónico, pero la distribución de las teclas imitaba las de un piano. Es la época del tecno-pop. Cualquier persona que ahorrara un poco de dinero podía tener un teclado en su casa. Un teclado electrónico medio decente era más barato que comprar una buena guitarra eléctrica.
Ahora los pianos, tanto con caja de resonancia como electrónicos, están a la orden del día. Si queremos, podemos iniciar a nuestro hijo en la apasionante práctica de aprender a tocar este instrumento. Para hacerlo, tenemos varias opciones. Inscribir al niño en el conservatorio y que inicie una carrera musical, apuntarlo a una academia o contratar a un profesor para que imparta clases a domicilio. Este es el caso de Eva, una aficionada a la música de Alicante, que contrató los servicios de la pianista rusa Kristina Kryzanovskaya para que le diera clases de piano a su hija de 8 años. “Es lo que siempre quise que hicieran conmigo,” – nos dice Eva – “pero por desgracia no fue posible. Ahora yo lo estoy haciendo con mi hija y parece que ella está muy ilusionada.”
No es imprescindible saber solfeo.
Dice el blog sobre música Feria Musical que para aprender a tocar el piano no es imprescindible saber solfeo previamente. El solfeo es un lenguaje que nos permite leer una partitura y componer. No hay que obviar, que su estudio aporta una serie conocimientos valiosos para cualquier intérprete de música. Como el tempo y el ritmo. Muchos grandes pianistas aprendieron a tocar este instrumento sin dominar el solfeo antes, lo que no les ha impedido desarrollar su creatividad.
Enseñar a los niños a tocar el piano sin antes darles clases de teoría musical, les introduce directamente en materia, les pone en contacto con el instrumento. Algo que les motiva, evitando que pierdan la ilusión. No hay que olvidar que los niños son un poco impacientes y si empezamos a dar ciertos rodeos, aunque sean necesarios, se pueden cansen enseguida.
Para enseñar a tocar el piano sin solfeo hay que partir de una serie de pautas:
- Familiarizar al niño con las notas y las teclas del piano. Aunque no le enseñemos a leer una partitura, deben aprender a diferenciar las teclas blancas (notas naturales) de las teclas negras (notas alteradas). Conocer qué tecla se corresponde con cada nota y aprender a identificar las octavas, la tonalidad de las notas. Repitiendo ejercicios en un tono y otro para que manejen las diferencias sonoras.
- Realizar ejercicios de digitalización. Tocar el piano implica adquirir cierta destreza en la coordinación de los dedos de ambas manos. Esta habilidad se adquiere con la práctica.
- Reproducir música de oído. A medida que el niño vaya asimilando las notas y familiarizándose con el manejo del instrumento, podrá reconocer melodías de la radio y reproducirlas. Es interesante fomentar este ejercicio, ya que educa su oído musical.
- Tocar de memoria. Tocar una pieza o una canción de memoria, desarrolla notablemente la retentiva del niño. Algo que le será muy útil en otros campos de su vida, como su rendimiento académico.
- Aprender a improvisar. Que el niño se atreva a componer sus propias canciones o a hacer variaciones sobre un tema es una actividad interesante que fomenta su creatividad. Además, en la música todo está recorrido por una cierta coherencia. Que el niño parta de ella y que la aplique es un indicador de que está asimilando las lecciones recibidas.
- Empleo de herramientas digitales. Aprender a tocar un instrumento es más sencillo hoy en día de lo que era hace 30 o 40 años. Disponemos de multitud de recursos que complementan las lecciones recibidas. Tenemos tutoriales en video, aplicaciones informáticas sobre música, gráficos inspirados en las tablaturas de una guitarra, etc. Creo que es un error pensar que estos medios son suficientes para aprender a tocar el piano, pero también es un error despreciarlos, ya que son un fantástico complemento que facilita el aprendizaje.
Beneficios de aprender a tocar el piano.
Dice un artículo publicado en el periódico El Mundo que enseñar piano a los más pequeños reporta una combinación de beneficios físicos, mentales y de hábitos de estudio. Estos son algunos de ellos:
- Desarrollo motor: Tocar el piano implica coordinación de manos y dedos, lo cual fortalece y desarrolla la destreza y habilidades motoras finas de los niños.
- Estimulación cerebral: La práctica regular del piano estimula diversas áreas del cerebro, especialmente las relacionadas con la memoria, la concentración, la coordinación y la percepción auditiva.
- Mejora la memoria: Para tocar el piano es necesario recordar y ejecutar secuencias de notas y acordes, lo cual ayuda a los niños a mejorar su memoria a corto y largo plazo.
- Desarrollo auditivo: La práctica del piano mejora la capacidad auditiva y la habilidad para identificar sonidos, tonos y patrones musicales. Esto beneficia su apreciación de la música en general.
- Estimula la creatividad: Al aprender a tocar el piano, los niños tienen la oportunidad de explorar su lado más creativo al interpretar música, improvisar y componer sus propias melodías.
- Fomenta la disciplina y la perseverancia: El proceso de aprendizaje del piano requiere dedicación, práctica regular y superar desafíos. Esto promueve la disciplina y la perseverancia en los niños, enseñándoles el valor de establecer metas y trabajar para alcanzarlas.
- Mejora la concentración: La práctica del piano requiere concentrarse en las notas, la técnica y la interpretación. Esto puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades de concentración que también pueden aplicar en otras áreas.
- Alivia el estrés: Tocar el piano puede ser una vía de escape del estrés diario. La música tiene un efecto relajante y ayuda a los niños a liberar tensiones y mejorar su bienestar emocional.
- Mejora las habilidades sociales: La participación en clases de piano y la interpretación en eventos musicales pueden fomentar la interacción social y el trabajo en equipo con otros estudiantes y profesores. Lo cual mejora las habilidades sociales y la confianza en sí mismos.
La constancia.
Para aprender a tocar cualquier instrumento es necesario dedicarle horas y ser constante y metódico en el aprendizaje. Esto son algunos consejos que podemos seguir a la hora de enseñar a nuestros hijos a tocar el piano:
- Practicar casi todos los días. Por ejemplo, 1 hora diaria.
- Realizar ejercicios repetitivos. Repetir continuamente una escala o un arpegio es lo que permite dominarlo. En algunos momentos puede resultar tedioso, pero es fundamental para avanzar en el manejo del instrumento.
- Aprender a tocar las piezas por partes. Es bueno que el niño se atreva a tocar canciones o piezas reconocibles. De esta manera encuentra una utilidad práctica a su aprendizaje. Le sirve como un estímulo para continuar aprendiendo y le sube la autoestima. Para ello, es un despropósito que intente reproducir una pieza toda de golpe. Debe manejar cada parte. La introducción, la melodía principal, el acompañamiento, e ir integrándolas a medida que las domine.
- Tocar en público. El sentido de adquirir una habilidad está en compartirla con los demás. Animar a que el niño toque el piano en público, cuando ha adquirido un cierto nivel, para él es una especie de examen en el que pone a prueba su aprendizaje. Por un lado, le ayuda a romper su timidez y a superar el miedo escénico. Y por otro, el niño se esforzará por aplicar sus conocimientos y en hacerlo bien. Lo bueno de esta prueba es que no es determinante, y que si se equivoca le ayudarán a ir mejorando, pero no se juega nada con ello.
- Tocar con otros músicos y estudiantes. Es una experiencia fascinante y motivadora que un niño practique de vez en cuando con otros niños que tocan música. Así ve como su trabajo está integrado en una especie de maquinaria sincronizada. Una actividad que le resultará muy gratificante.
Si estás convencido en que tu hijo aprenda a tocar un instrumento, enseñarle a tocar el piano es una buena opción.