Uno de los sectores que ha guardado más relación con la economía española desde el siglo XX no ha sido otro que el de la construcción. España ha sido una potencia del ladrillo desde prácticamente los años 60, momento en el que los españoles comenzaron a dejar atrás las penurias económicas de la guerra y comenzaron a tener la suficiente capacidad como para adquirir una vivienda más grande que la que ya tenían o incluso comprar una segunda vivienda en la costa para disfrutarla durante los meses de verano. El caso era que se necesitaban más viviendas y que eso benefició a una buena nómina de empresas constructoras.
La situación que vive el sector casi siempre se relaciona de manera directa con la situación económica del país. En los primeros años 2000, la situación era excelsa, con una industria del ladrillo muy potente y con una España que se codeaba con los países más potentes del mundo. Pero eso terminó en 2008. La grave crisis económica, provocada en gran parte por la burbuja inmobiliaria que se había forjado poco a poco tras la industria de la construcción, terminó destruyendo millones de puestos de trabajo en España y en el sector de la construcción, que fue, tal y como informaba el diario La Cerca en 2009, el gran perjudicado de una situación tan grave como tal.
Afortunadamente, y después de unos años bastante malos, las cosas cada vez parecen mejores. Da la sensación de que la peor etapa de la crisis ya ha pasado y que estamos en un momento en el que se está creciendo cada vez a pasos más grandes. En lo que respecta a la construcción, la situación es similar. Eso sí, no en todos los subsectores. Mientras que, como apunta CIC, la construcción se recupera.
Son muchísimas las pequeñas constructoras que se han visto abocadas, más que a un futuro incierto, a una situación de desesperación absoluta durante la última década. Ahora es el momento de volver a tener trabajo, aumentar el número de contrataciones y volver a centrarse en la edificación de pisos y viviendas de calidad, sin tener el temor de quedarse sin obras y sin puestos de trabajo.
Ha vuelto la principal industria española
La industria de la construcción vuelve a dar que hablar, en este caso para bien, en España. Es posible que muchos de los que tenéis un negocio que esté directamente ligado a ella lo hayáis notado. Todo lo relacionado con la edificación vuelve a estar de moda, a pesar de que todavía no ha alcanzado los niveles que consiguiera allá por el año 2000, ni siquiera los que había en prepandemia allá a por 2019. Una de las pruebas que mejor explica este crecimiento es el aumento del número de ventas que han protagonizado pequeñas entidades del sector, como Cerámica para Arquitectura, encargada de proporcionar elementos arquitectónicos de cerámica, desde celosías hasta baldosas. Por eso, todos los que tengáis un negocio relacionado con la construcción debéis perder el miedo. España vuelve a destacar en el sector.
La rehabilitación, un pilar básico para hacer real el crecimiento
Buena parte de la culpa de que el sector esté volviendo a recuperar parte de su esplendor se debe a que muchos de los edificios de nuestro país necesitan una rehabilitación para que puedan seguir siendo habitables. Si miramos detenidamente a nuestro alrededor, existe mucho más trabajo ligado al acondicionamiento de los pisos que ya existen que a la construcción de los nuevos. En ese sentido, algo se está haciendo bien en España. Ya no se construye sin conocimiento. Ahora, la opción es rehabilitar, que es una necesidad imperiosa y que, por tanto, no provocará una burbuja. Quienes os dediquéis a esta labor podéis respirar tranquilos. Pero para tener éxito en una labor como esta seguirá siendo necesario apelar a la precisión, para lo cual un aspecto como la nivelación seguirá siendo de utilidad.
Es hora de que la construcción vuelva a ser uno de los sectores que más empleo generen en este país. Está perfectamente comprobado que de la suerte que corra esta labor en España dependerá la suerte que corra la propia España. Ha sido así durante años y así lo seguirá siendo. Pero es hora de acometerla y comenzar a revivir ese esplendor que nunca deberíamos haber perdido.