Han sido muchos meses, más de 24, condicionados por la maldita pandemia. Todo comenzó en marzo de 2020, nos dijeron que sería cosa de unas semanas, como mucho meses, y ahora ya estamos en los dos años. La pandemia del covid nos ha cambiado nuestra forma de vida, pero sobre todo nos ha cambiado las conductas que teníamos. Si por algo se caracterizaba mi vida era porque todos los años esperaba con muchas ganas que llegara el verano para irme a mi destino favorito: Denia. Pues bien, por culpa de este bicho llevo dos veranos sin ir. Y eso que tengo casa. Así que ahora que parece que hemos dicho adiós al virus, o eso parece, tengo claro que volveré.
Y es que mi relación de amor con Denia viene ya de muchos años. Comenzó cuando mis padres me llevaban de pequeño y continuó en mi adolescencia y en mi madurez. Hasta que un buen día me decidí a comprar un apartamento allí. Aún recuerdo el día que entré por la puerta de Romer Playa, expertos en pisos en Denia, con la intención de comprar un piso pequeño donde poder veranear. Pensé que no sería capaz de encontrar nada, pero por suerte, sí que lo encontré. No quería grandes pisos ni apartamentos. Y así es como encontré un apartamento en planta 1ª sin ascensor con vistas al mar. Se distribuí en una gran habitación con armarios empotrados, baño con plato de ducha, cocina independiente con galería, salón-comedor con salida a la terraza con vistas al mar. Además estaba en la Urbanización con plaza de parking y zonas comunes. Tengo ventanas y puerta de acceso a la terraza de PVC, la vivienda estaba en buen estado. Y lo mejor de todo, cerca de restaurantes, supermercado, farmacia y parada de autobús. Y lo que es más maravilloso, a 80 metros de la playa.
Playas de Denia
Y es que si hay algo que maravilla de esta ciudad son sus playas. Con una costa de más de 20 kilómetros, Dénia es un auténtico paraíso para los amantes del mar. En el norte, playas de arena perfectas para disfrutar con la familia. En el sur, las calas rocosas que se abren a la Reserva Marina del Cabo de San Antonio y que permiten actividades de pleno contacto con los fondos marinos. Por ejemplo, la Playa de la Punta del Raset en Dénia se conoce también con el nombre del Cagarritar. Es la playa más cercana al casco urbano, que nace a continuación de la zona portuaria, y es también una de las más espaciosas con las que cuenta la ciudad, con 600 metros de longitud y una anchura media de 75 metros.
Y como segunda opción, con una extensión de aproximadamente 500 metros, la playa de Les Albaranes, en el área de Les Marines, es la segunda playa más cercana al centro urbano, situada a continuación de la Playa de la Punta del Raset. Se trata de una playa de arena ideal para ir con la familia, ya que cuenta con una gran amplitud de arena, además de servicios deportivos para practicar voley o fútbol. Además, cuenta con un especial valor paisajístico gracias a las dunas que se pueden observar en la zona. En 2021 fue reconocida con la prestigiosa Bandera Azul.
Comer en Denia
Pero por encima de las playas, yo siempre pongo la gastronomía. Y es que no nos podemos engañar, si a algo vamos a los sitios es a comer. Por eso, en Denia puedes degustar de los mejores manjares de la tierra.
En Dénia se fusionan los mejores productos del mar y de la huerta valenciana, dando como resultado un claro exponente de la variedad y la exquisitez de la dieta mediterránea. Destaca la famosa gamba roja de Dénia, o el inigualable “arròs a banda”, entre otras especialidades culinarias que conjugan tradición y calidad, como el “espencat” (verdura asada: pimiento, tomate, berenjena, cebolla), “la llandeta”, el “suquet de peix”, los erizos de mar, el pulpo seco… Estos suculentos platos se pueden degustar en los más de 300 restaurantes de la ciudad, los cuales elaboran las más variadas recetas de la cocina local, nacional e internacional. Y es que sin duda, el título de Dénia “Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO” es más que merecido.
Ahora puedes entender las razones por las que Denia acaban por enamorar. Y eso que no hemos hablado de sus monumentos, de sus calles, y sobre todo, de sus gentes. Aunque de esto ya hablaremos otro día. De momento tengo claro que yo este verano me voy a Denia.