La sociedad en la que vivimos está en constante cambio. Nos encontramos en un período histórico en el que nada es como ayer, en el que las cosas cambian de una manera más rápida de lo que lo han hecho en ningún otro momento anterior y en el que, en caso de que no nos adaptemos a esos cambios de una manera rápida y eficaz, nos vamos a quedar sumamente rezagados con respecto a todas aquellas personas que sí que sean capaces de él adaptarse a esas nuevas realidades. Seguro que todos y todas os habéis dado cuenta de eso.
Lo que comentaba en el párrafo anterior es algo que nos afecta como personas y que también influye en el día a día de las empresas. Estas empresas tienen la obligación de adaptarse esos cambios porque, en caso de que no lo hagan, van a tener muchas dificultades para competir con todas las demás empresas de su sector que sí se estén adaptando a todos los avances que se van produciendo en la sociedad. La tecnología ha traído hasta nuestros días una barbaridad de transformaciones a nivel empresarial y, si una entidad no es capaz de sacarles provecho, esta vista para sentencia, ya sea más tarde o más temprano.
Son muchos los campos en los que la tecnología ha proporcionado cambios sustanciales para las empresas en los últimos años. Nosotros vamos a detenernos en el que tiene que ver con la publicidad y el marketing, aspectos que no tienen absolutamente nada que ver ahora mismo con lo que eran hace apenas un par de décadas. Quien siga haciendo publicidad del mismo modo que a principios de este siglo está absolutamente perdido. Y este era el riesgo que corría mi empresa hasta hace no demasiado tiempo. Necesitábamos un cambio ahí para adaptarnos a una nueva realidad a la que teníamos que sacarle provecho.
Mi empresa es una compañía de supermercados que cuenta con varios puntos de venta en la Comunidad de Madrid. No somos ni de lejos como Mercadona, Lidl o Aldi, sino que somos una compañía más dé barrio, que tiene su público objetivo y que había sido capaz de funcionar perfectamente desde su fundación a principios de este siglo. Desde el mismo momento en el que empezamos a operar, la empresa apostó por una estrategia de marketing offline como la que existía en ese momento: se imprimían folletos, se contrataban vallas de publicidad, se vinilaban autobuses, se hacían cuñas de radio… y poco más.
Pero claro, esa realidad ha ido cambiando a medida que Internet y la tecnología se han ido desarrollando. Y, a medida que eso se ha ido produciendo, mi cabeza se ha ido posicionando en la opinión de que nos hacía falta un cambio sustancial. Mientras que las grandes compañías del sector se iban adaptando de una manera rapidísima a esos cambios, nosotros tardábamos mucho incluso en plantearnos todos esos cambios. Por tanto, las cosas tenían que empezar a cambiar de algún modo para que nuestro negocio no se viera abocado a la extinción.
Uno de los problemas más grandes con los que contábamos era que el propio equipo encargado de las labores de publicidad y marketing no conocía cómo era el mundo digital en el que nos encontrábamos. Era imposible que pudiéramos crear una página web, que elaboráramos nuestros perfiles de redes sociales de una manera eficaz o que hiciéramos algún tipo de posicionamiento en buscadores. Estábamos completamente perdidos y necesitábamos la ayuda profesional de alguien externo a la compañía. Era la solución que más rápidamente nos podía volver a colocar en órbita. Lo que más me preocupaba era que, si no éramos capaces de adaptarnos a los cambios que se estaban produciendo en ese momento, no íbamos a ser capaces de adaptarnos a los cambios que estuvieran por venir. La desventaja con respecto a otros negocios se iba a multiplicar más pronto que tarde.
En 2018, necesitaba mover piezas en mi estrategia de marketing y publicidad, incluyendo la composición y estructura de mi departamento. Necesitaba un departamento preparado para dar respuesta a las necesidades propias del marketing digital. Una de las cosas que pasó fugazmente por mi cabeza fue contratar un interim manager para que liderara ese proceso de transformación… y me pregunté por qué no iba a apostar por algo así. Decidí dar un paso adelante y opté por depositar mi confianza en QMT. Ese fue el punto de inflexión que iba a cambiar las cosas de ahí en adelante.
Lo cierto es que, seis años después de aquello, las cosas han cambiado de lo lindo. Hemos conseguido potenciar nuestra presencia en lo que respecta al mundo digital de una manera que ni tan siquiera había podido imaginar. Después de unos cuantos meses, ya conseguimos disponer de nuestra propia página web y de perfiles en redes sociales como Instagram, Facebook, X, LinkedIn o TikTok. Ese fue el punto de partida de una estrategia digital en la que no puedes vivir si no eres capaz de tener tus propias guaridas, esos perfiles y sitios web en los que eres el protagonista y cuentas quién eres y qué vendes.
Hace poco vi una noticia publicada en la sección Cinco Días, de El País, en la que se decía que el 70% de las pymes no tenía página web. Es un problema que eso sea así entre una pequeña o mediana empresa, pero lo peor es que esa fuera la realidad de empresas como la mía, que tiene más de 1.000 trabajadores. En caso de que hubiera visto esa noticia en momentos en los que no tuviéramos todavía esa página web con la que ahora sí contamos, me hubiera agobiado mucho, lo reconozco.
El caso es que hemos podido despegar en el mundo digital y estamos satisfechos con ello porque, como era de esperar, se ha acrecentado el número de clientes y el ticket de compra medio. Por tanto, ahora sí que podemos decir que podemos mirar a la cara a muchos otros negocios que antes nos llevaban una ventaja competitiva. Como es lógico, toca no relajarse y seguir trabajando para hacer posible que esta empresa continúe existiendo y creciendo. Tenemos más motivos que nunca para confiar en que esto va a ser así. Estamos más preparados que en ningún otro momento.
Además de la página web o las redes sociales, hemos trabajado en todo lo que tiene que ver con el posicionamiento en buscadores como Google. Ahora, hacemos campañas en Google Ads que nos permiten llegar a público que está interesado en el mundo de la alimentación y que puede no conocernos. Hay un montón de cosas que hemos descubierto y que nos están permitiendo entrar en otra dimensión. Además, estamos mucho más seguros de que los cambios que vengan a partir de ahora van a ser menos fuertes que lo que serían si no nos hubiéramos adaptado a la realidad de ahora.
La inversión anual en marketing digital no deja de crecer en España
Todas las empresas se han dado cuenta de que el marketing digital no es que sea el futuro, sino que es algo que es propio del presente. Por eso, no ha parado de incrementarse el montante económico que se destina a las labores de publicidad en el ámbito digital. Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en la página web de Statista, donde aparece un informe que mide el gasto en publicidad digital en España desde el año 2012 hasta 2023. En el primero de esos años, el gasto total fue de 880 millones de euros, pero es que en el último de estos años, la cantidad ya se sitúa en torno a los 2.810 millones de euros. El crecimiento ha sido exponencial.
Y lo que está por venir va a girar en la misma dirección, la del crecimiento en la inversión. Hay quien creerá que esta es una especie de obligación para las empresas, pero lo cierto es que somos los propios emprendedores los que estamos interesados en que esa apuesta se incremente porque sabemos a la perfección que el marketing digital es sinónimo de retorno de inversión. Gracias a la publicidad online, podemos realizar mediciones y saber si nuestras campañas son de interés para la gente o no. Esto no nos lo podía hacer ver la publicidad tradicional y aquí es donde encontramos por qué la gente está apostando por una y no por la otra.
La realidad va a seguir cambiando, por supuesto, pero las empresas españolas lo van a hacer de manera diligente con ella. Hemos conseguido que nuestra economía vuelva a ser una de las más competitivas de todo el continente incluso después de una pandemia que tuvo consecuencias bastante grandes para todos y cada uno de nosotros. Y lo hemos hecho en tiempo récord. Eso significa algo. España está preparada para los desafíos que tiene por delante y no cabe la menor duda de que los vamos a cumplir. De eso no tenemos ninguna duda.