El sur de España está copado de playas que hacen que sus gentes se enorgullezcan. La costa gaditana que se une a la costa de Huelva, hace alarde de una luz (la que le da nombre) que proporciona una claridad sin fin que, junto a la blancura de las fachadas de sus viviendas, hacen que propios y extraños, se nieguen a abandonar su esencia. Desde Cádiz hasta Tarifa, la Costa de la Luz es una denominación más de las muchas que existen en nuestra tierra.
Para muchos el lugar ideal para vivir serenamente, para otros tantos el lugar privilegiado donde hacerse con una de sus idílicas viviendas, con la ayuda de expertos en inmobiliaria como Inmodoñana, capaces de encontrar el mejor lugar para vivir o pasar una temporada.
Playas infinitas, espectaculares parajes naturales salpicados con sus coquetos pueblos costeros y un especial sentir de la tierra, son la carta de presentación de la Costa de la Luz. Unido todo ello a su exquisita gastronomía basada en pescados y mariscos procedentes de su costa, esta parte del sur de España, posee todos los ingredientes necesarios para convertirse en el lugar ideal para los viajeros. No en vano, es uno de los destinos favoritos en cualquier ranking turístico que se precie.
Ubicada al sureste de España, recorriendo las provincias colindantes de Huelva y Cádiz, esta espectacular costa, bañada en parte por las aguas del Atlántico, hace honor a su nombre, gracias a los brillantes rayos que el sol lanza cada día para iluminar cada rincón del litoral. Tal vez sea por sus playas kilométricas protagonizando la estampa, o quizás por los pequeños pueblos pesqueros que, aunados a sus parajes, se entrelazan desde la desembocadura del Guadiana hasta Tarifa que, atrapan a quien allí llega.
Sin embargo, la Costa de la Luz es algo más que playa y naturaleza. La historia se ha encargado de dotar a esta bella tierra de hechos épicos que han pasado a la historia como la famosa Batalla de Trafalgar o la partida de Colón en busca del Nuevo Mundo. Así es, la Costa de la Luz, es el resultado de la historia y la propia evolución de la naturaleza, aderezada con el toque de sus habitantes.
Las playas de la costa
Es inevitable, si hablamos de la Costa de la Luz, hablamos de playas. Consideradas como un regalo de la naturaleza por el que se puede pasera por sus doradas arenas, practicar deportes acuáticos o tumbarse al sol a disfrutar de la brisa que llega del mar. Acercarse a visitar sus playas, promete la desconexión de la rutina diaria y un merecido descanso para recargar las pilas.
Si viajamos desde Cádiz hacia Huelva, podemos empezar por las playas de la costa gaditana. La primera de ellas, la Playa de Bolonia, situada frente a la ciudad de Tánger, pertenece a Tarifa y cuenta con casi cuatro kilómetros de longitud con una enorme duna de arena dorada bañada por sus espectaculares aguas turquesa.
Continuamos por la Playa de la Caleta, en el mismo centro de Cádiz y rodeada de yacimientos históricos tanto en tierra firme, como en el fondo del mar.
Una de las playas más espectaculares de la de Zahara de los Atunes. Con casi dos kilómetros de longitud, se encuentra frente al antiguo y pequeño barrio pesquero de Zapal. Cuenta que, pasear por esta playa al atardecer es impresionante por la luz que desprende.
De playas kilométricas está plagada Cádiz. Ocho kilómetros tiene la Barrosa. Arena dorara dividida en tres sectores, esta extraordinaria playa, es uno de los emblemas de Chiclana y, por supuesto, Cádiz. Dentro de su impactante entorno natural, dispone de una excelente oferta de ocio y restauración.
El paraíso de los surfistas tiene nombre gaditano: Tarifa. Veinte kilómetros de costa en los que se encuentran las playas más vírgenes de toda Andalucía. Los vientos de la zona hacen que el surf sea una experiencia inigualable.
Conil de la Frontera es otra localidad de Cádiz copado de playas. En esta localidad puedes encontrar playas urbanas, semi urbanas y vírgenes. Pequeñas calas o kilométricas extensiones de arena para satisfacer todos los gustos de sus visitantes.
Nos cambiamos de provincia, siguiendo la misma línea de la costa. Recordemos que la Costa de la Luz es tanto Cádiz como Huelva, donde encontramos en Palos de la Frontera una playa de nueve kilómetros imprescindible: la Playa de Mazagón. Zonas urbanizadas y salvajes, dunas y acantilados de área, hacen de esta una de las playas que merece la pena visitar.
Cruzando las Marismas de Odiel, llegamos a la Playa del Espigón. Una lengua de arena con casi tres kilómetros de longitud que se ha erigido en un paraíso para los amantes de la pesca, deportes como el windsurf y el nudismo.
Otras marismas, en este caso las de Isla Cristina, cuentan con una espectacular lengua de arena ideal para un baño tranquilo. La Punta del Caimán está protegida del oleaje y las frías corrientes que el Atlántico hace llegar.
No podemos continuar sin hacer un alto en el camino y dejar las típicas playas atrás. Por un instante, reparemos en el Parador de Moguer, en el Parque Natural de Doñana, rodeada de bosques, pinos y acantilados, la Playa de Moguer ofrece un espectáculo de naturaleza en estado puro que hace olvidar que la playa es para bañarse y tostarse al sol.
Seguimos hacia otra playa, la de Isla Canela. Con cinco kilómetros de extensión, esta bonita playa, se encuentra rodeada de dunas y marismas lo que hacen que sea ideal para practicar windsurf o kitesurf.
Isla Cristina es una hermosa isla cuya extensión de trece kilómetros ofrece un conjunto de playas con dunas y pinares de alto valor ecológico para la biodiversidad.
Más que playas y pueblos… Parques Naturales
Si bien sabemos que lo que más llama la atención de la Costa de la Luz son sus largas playas, su arena dorada en la mayoría de ellas y los peculiares y distintivos pueblos que la conforman, también debemos recordar que cuenta con unos parajes naturales tan espectaculares como sus playas.
Volvemos a menciona a Doñana, este Parque Nacional es uno de los esenciales de España. Declarado como tal en el año mil novecientos sesenta y nueve, cuenta con el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio Mundial desde el año mil novecientos noventa y cuatro. Visitar este maravilloso entorno natural merece una visita pausada que permita contemplar toda la biodiversidad que allí se encuentra. Si hay suerte, es posible atisbar especies como el lince ibérico o el águila imperial ibérica, en peligro de extinción. Los aficionados a la ornitología disfrutarán en gran medida, gracias a las trescientas especies de aves que lo visitan a lo largo de todo el año.
Aunque Doñana es el que más nos suena cuando hablamos de parques naturales del sur de España, seguro que el Parque Natural de la Breña y las Marismas del Barbate, también resultan familiares. Este parque marítimo terrestre es una de las grandes joyas ocultas de la costa gaditana. Realizar una ruta a pie es indispensable para descubrir todo lo que ofrece. Fauna y flora autóctona junto a unas panorámicas de impresión desde el acantilado, son todo un placer para la vista.
Entre Cádiz y Málaga, otro excelente paraje, el Parque Natural de los Alcornocales. En sus inmediaciones podemos encontrar uno de los bosques más espectaculares de la Península Ibérica. Lugar ideal para hacer excursiones por sus senderos y riachuelos. Todavía conserva flora propia de la era Terciaria como la laurisilva y aves que animan el camino con su trinar.
A caballo entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, encontramos el Parque Natural del Estrecho, con una enorme diversidad de paisajes. Dentro de su extenso territorio que cuenta con acantilados y playa, campiña y sierra, se encuentra la playa de los Lances, que junto a la de Bolonia, es una de las favoritas de los surfistas.
Aparte de la naturaleza en la que la Costa de la Luz vive inmersa, las localidades que la componen ofrecen estampas hermosas con sus llamativos pueblos, en los que puedes perderte entre calles. Podemos destacar Ayamonte, Isla Cristina, Punta Umbría y Matalascañas en Huelva, cada una de ellas con sus playas y parajes insólitos. Por su parte, Cádiz ofrece lugares como Sanlúcar de Barrameda, Chiclana, la misma Cádiz, Chipiona, Conil de la Frontera, Zahara de los Atunes, Bolonia y Tarifa.
Todas estas poblaciones del sur de la Península, conjugan sabiamente la naturaleza en todas sus versiones. La arena, el sol y el mar (y océano) junto a la montaña, los humedales y las marismas. Naturaleza en estado puro por cada rincón en el que te sumerjas. Para los más intelectuales, recordar que las poblaciones de la Costa de la Luz, tienen su propia historia y nadie mejor que un lugareño para contártela.
Ya sea que quieres cambiar de aires o solo recargar las pilas, el litoral andaluz, ofrece muchas posibilidades, tanto para instalarse a vivir allí como para ir a disfrutar de unos días de ensueño en un lugar donde la luz, es la mayor protagonista.