En los primeros años de vida, la consulta del pediatra suele ser el primer punto de contacto de los padres cuando se trata de la salud y el desarrollo del niño.
El pediatra suele seguir el desarrollo y la salud del niño durante muchos años. Realiza exámenes de detección precoz y vacunaciones, trata al niño en caso de enfermedad y suele ser el primer punto de contacto para los padres en caso de incertidumbres, preocupaciones y problemas en la vida cotidiana.
Cómo elegir a un buen odontopediatra
Elegir una práctica pediátrica es una decisión importante. Además de los conocimientos técnicos y los aspectos prácticos, lo más importante es que tú y tu hijo os sintáis en buenas manos y que sea posible una relación de confianza.
Las preguntas útiles al elegir un consultorio pediátrico, así como cualquier otro consultorio que necesite visitar con tu hijo, incluyen:
- ¿Me siento tomado en serio? ¿Se abordarán mis preguntas e inquietudes, incluso si resultan infundadas?
- ¿Estaré suficientemente informado sobre los tratamientos y medicamentos que puedan ser necesarios, por ejemplo sobre los posibles efectos secundarios? ¿El médico atiende mis inquietudes y, si es necesario, me habla sobre posibles alternativas?
- ¿Con qué sensibilidad y atención a los niños se trata a los pacientes jóvenes? ¿El médico habla con el niño y le explica, por ejemplo, qué se está haciendo actualmente?
- ¿La práctica, especialmente la sala de espera, es amigable y adaptada a los niños? Por ejemplo, ¿hay una zona de juegos?
- ¿Ofrece la clínica una solución para niños sanos (por ejemplo, un espacio libre de infecciones) si en la sala de espera hay niños con una enfermedad posiblemente contagiosa?
- ¿Las citas están bien organizadas o tengo que aceptar largas esperas a pesar de tener cita?
- ¿Es la práctica fácil y rápida de alcanzar?
- ¿El acceso a la consulta es apto para cochecitos de bebé o sillas de ruedas?
- ¿Cuáles son los horarios de apertura?
- ¿Se realizan también visitas domiciliarias si es necesario?
- ¿Conoce el médico los servicios locales de asesoramiento y apoyo para padres y me informa sobre ellos si es necesario?
Cómo debería un odontopediatra tratar a los pequeños pacientes
Ir al dentista no sólo es una fuente de gran ansiedad para muchos pacientes adultos. Los niños también suelen mostrar emociones negativas, que el médico tratante debe abordar en consecuencia. Sin embargo, existen diferencias importantes al tratar con pacientes jóvenes ansiosos, por lo que algunos médicos se especializan en el área de la odontopediatría. Lea este artículo para descubrir cómo convertirse en dentista pediátrico y cómo tratar a los niños como pacientes.
Pero ¿Cuál es exactamente la diferencia entre tratar a niños y adultos? Esta pregunta nos la responden los profesionales de Olve en varios niveles:
Por un lado, el odontopediatra debe ser capaz de afrontar los miedos y las emociones de los niños. Aquí se requiere mucha empatía y tiempo. El tratamiento dental de los niños suele tardar más, por lo que conviene dejar suficiente tiempo para ello. A diferencia de los pacientes adultos, los niños pueden negarse a abrir la boca, huir, esconderse o encontrar otra forma de escapar del tratamiento. Ganarse la confianza, explicar, tranquilizar y distraer hábilmente parece ser la fórmula mágica para ello. Además, la estructura de los dientes es diferente. Por ejemplo, los dientes de leche tienen un esmalte más fino y, por tanto, son más sensibles y susceptibles a las caries.
Por lo tanto, los odontopediatras deben especializarse precisamente en estos desafíos. Sin embargo, tratar con pacientes pequeños no comienza simplemente en el sillón de tratamiento. Los niños suelen tener miedo del dentista cuando los padres les modelan este miedo. Los padres deben tomar contramedidas con anticipación y no mostrar su propio miedo de manera demasiado obvia. Si un niño temeroso entra en la práctica, la primera impresión debería ser la correcta. Un diseño adaptado a los niños, cuadros adaptados a los niños en las paredes y, por supuesto, un personal especialmente formado garantizan un ambiente relajado. Se pueden utilizar juguetes en la sala de espera para pasar el tiempo y crear una distracción.
Si es necesario realizar una operación, ésta debe ser lo más indolora y sin estrés posible. El uso de geles anestésicos superficiales puede sustituir parcialmente la inyección de anestésico, lo que resulta mucho más agradable. Es importante poder interpretar las emociones del niño durante todo el período del tratamiento odontológico pediátrico y tomar las contramedidas adecuadas. Si es necesario realizar perforaciones, se pueden utilizar, por ejemplo, auriculares con reducción de sonido. Si el niño se niega rotundamente al tratamiento, puede utilizar su bolsa de trucos. Deje que el niño golpee sus pies, permita que se siente en el regazo de sus padres o juegue al “montaje en ascensor” en el sillón dental. Todo ello puede servir de distracción y calmar al niño.
También tienen un efecto positivo las pequeñas recompensas tras el tratamiento, como una caja de juguetes entre las que los niños pueden elegir algo. La primera visita del niño también debe servir únicamente para examinarlo y conocerlo. Si el niño acude al médico ya con dolor y necesita tratamiento, esto puede provocar posteriormente una fobia al dentista. Sin embargo, si la primera visita es indolora y la experiencia es positiva, los exámenes posteriores no deberían presentar relativamente problemas.
En resumen:
- Diseño de la práctica y del equipamiento adaptado a los niños (juguetes en la sala de espera).
- Mostrar empatía y responder a los sentimientos.
- Tomar tiempo.
- Enfoque lúdico (crear distracción).
- Geles anestésicos de superficie en lugar de inyecciones.
- Información honesta, explicaciones adaptadas a los niños.
- Si tiene mucho miedo, primera sesión sin tratamiento.
Prevenir los miedos de los niños a ir al médico
Tu propio sentimiento de seguridad y confianza es el mejor requisito previo para que tu hijo desarrolle confianza en el pediatra y para que no surjan miedos innecesarios. Sin embargo, en caso de una enfermedad aguda, el niño experimenta algunas cosas de manera diferente que, por ejemplo, durante los exámenes de detección precoz habituales: de todos modos no se siente bien y probablemente tendrá que soportar tiempos de espera, mucha gente, exámenes desagradables y, posiblemente, dolor, por ejemplo por inyecciones.
Para que en tal caso no quede una impresión negativa, también deberías preparar a tu hijo para una visita tan «grave» al médico y hablar con él con antelación, dependiendo de su edad:
- Dile a tu hijo qué pruebas es probable que le hagan.
- Explícale por qué los procedimientos a veces son dolorosos.
- No le hagas falsas promesas a tu hijo, por ejemplo, que no sentirá la inyección en absoluto. Esto sólo podría resultar en una pérdida de confianza.
- Asegúrale a tu hijo que se quedará con él y que no lo dejarás solo.
- También puedes preparar a tu hijo para su visita a la consulta de forma lúdica utilizando libros ilustrados adecuados, leyéndole cuentos o “medicando” el peluche.
Cuando una visita al médico es absolutamente necesaria
Cuando un niño se siente mal, los padres siempre tienen dudas sobre si se trata de algo inofensivo o si existen causas graves que deben ser tratadas por un médico. Incluso si ya conoce bien a tu hijo, es mejor visitar al pediatra con demasiada frecuencia que con poca frecuencia.
En cualquier caso, debes contactar con tu pediatra:
- si no estás seguro y preocupado,
- si no puedes interpretar los signos de la enfermedad,
- en caso de dolencias graves y anomalías físicas,
- con determinados síntomas de una enfermedad inicialmente inofensiva, por ejemplo, si al mismo tiempo que se presentan dolores de estómago se presentan otros síntomas como diarrea, heces con sangre, fiebre, vómitos o escalofríos.